miércoles, 8 de agosto de 2012

Mirando atrás en el tiempo, clavado en el presente y con el futuro a mi espalda.

Han pasado cinco años desde mi despedida, la vida ha dado muchas vueltas desde entonces pero aún me reconozco en las pocas entradas que escribí.
La guitarra está ahora aparcada en un rincón, tras varios tímidos intentos por retomarla en los últimos meses. También ha cambiado mi realidad profesional y, sobre todo, la personal.
He perdido muchos amigos, algunos para siempre y otros mientras el destino quiera; he ganado enemigos y he visto mi vida infestada de mediocres. La familia bien, gracias.
Ahora echo la vista atrás y recuerdo las semanas que dediqué al blog, contemplando los pequeños pedacitos de texto en los que se desvelaban, crípticamente, mis expectativas para el futuro.
Aquel futuro llegó, y se va transformando en pasado a cada suspiro. Porque sigo sin vivir el presente, sólo lo logré plasmar torpemente en estas líneas.
Cuando le dé al botón "Publicar" el telón se levantará de nuevo, el tiempo seguirá pasando igual de rápido y volveré a juntar cuatro humildes líneas cuando la nostalgia entre devastadora.
Levantemos pues, ¡y que los hados nos sean propicios!